Es un procedimiento para extraer un diente o parte del mismo de la encía que lo sostiene, con el menor trauma posible. Se recurre a este tratamiento cuando un diente se ha roto, en mal estado a causa de una caries muy profunda, por una enfermedad periodontal avanzada que dio paso a la movilidad de la pieza dental, o para iniciar otro tratamiento, como en el caso de ortodoncia, y periodoncia. En algunas ocasiones se debe realizar por la aparición de dientes adicionales, o super numerarios, y comúnmente la extracción de los terceros molares, también conocidas como muelas del juicio.
Las muelas del juicio son una de las extracciones más comunes, ya que su aparición al no contar con el espacio suficiente, puede apiñar el resto de los dientes, provocando cambios en la mordida, dolor, o irritación. En cualquiera de estos casos, es necesario la extracción de estos molares.
Ayuda a reducir la inflamación. Puedes usar un globo de hielo envuelto en un paño húmedo durante 20 minutos en la zona afectada y 20 minutos de reposo, de forma alternada.
Comer alimentos blandos y fríos durante los 3 primeros días reducirán la molestía al comer, de igual forma tomar bebidas a sorbos sin utilizar popote.
Enguajarse con agua salada y tibia durante las 24 horas posteriores a la extracción permite reducir el dolor y favorece la cicatrización. Lo anterior sin hacer buches fuertes, de lo contrario generará un efecto adverso.
Se realiza cuando la pieza dental es visible y de fácil acceso. En este procedimiento se coloca anestesia local y con la ayuda de una herramienta conocida como “elevador” se afloja el diente para después extraerlo con un fórceps dental.
Se realiza cuando las piezas dentales no son de fácil acceso dentro de la boca, puede suceder que estos no hayan erupcionado, en este caso se coloca anestesia local y se realiza una incisión en el tejido para acceder al diente, seccionarlo y sacarlo por partes, posteriormente se procede a suturar la encía.